Según este estudio, hay abejas exploradoras y de comportamiento más osado, mientras que otras optan por actividades más cautelosas y una vida "hogareña". Cada grupo tiene genes distintos característicos.
"Y están las exploradoras, las que buscan
nuevas fuentes de alimentos y otras, menos numerosas, que buscan otros sitios
para el inicio de colmenas nuevas", añadió.
El estudio de las abejas y sus posibles
implicaciones para entender el comportamiento de mamíferos y aún de los humanos
es interesante porque esos son insectos sociales, que habitan en comunidades
altamente organizadas.
Durante los experimentos, los investigadores
instalaron en un gran recinto exterior protegido las fuentes de alimento de las
abejas y observaron cuáles salían y exploraban en busca de más comida.
Los científicos luego compararon la expresión
genética cerebral de las abejas aventureras con la de aquellas que se quedaron
cerca de sus nidos.
"Nos enfocamos en determinar los genes y la
base molecular que motivan en estas abejas un comportamiento explorador, algo
que en los humanos se conoce como el comportamiento de búsqueda de la novedad",
dijo Rodríguez.
De la observación de las abejas exploradoras,
los científicos descubrieron que las mismas que buscaron el sitio para la nueva
colmena y trajeron allí un grupo de abejas de la colonia antigua, son las que
pasan a recolectar comida.
"Llevan en sus genes esa 'inquietud'",
comentó la investigadora. "Salen en busca, primero de un lugar, luego de
comida".
Entre todas las abejas que buscan alimentos
el 25 por ciento aproximadamente se dedica a buscar nuevas fuentes, son las
exploradoras de comida "y son las que cuando vuelven a la colmena mueven el
'rabo' y comunican a las recolectoras dónde está la comida".
"Hay unos mil genes, el 15 por ciento del
total, que se expresan más en las abejas exploradoras con relación a las no
exploradoras", continuó Rodríguez. "Son genes con función asociada a la
comunicación, y esas diferencias se expresan en la dopamina, la octopamina, el
glutamato y el ácido gamma aminobutírico",
"En los ratones, en los seres humanos esas
moléculas se relacionan con la sensación de satisfacción y también con la
adicción", continuó la investigadora. "Los seres humanos que tienen tendencia a
buscar actividades novedosas, también tienen un mayor riesgo de desarrollo de
adicción"
En otras fases de su estudio los
investigadores añadieron dosis mayores de octopamina y glutamatos en la dieta de
las abejas exploradoras "y el resultado fue que exploraban aún más".
"En cambio, la adición de agentes
bloqueadores en su dieta les inhibió las ganas de explorar, y las abejas
normales, las que no tienden a explorar, exploraron aún menos", señaló
Rodríguez.
Los resultados de la investigación, señaló el
artículo, "demuestran paralelos interesantes entre el comportamiento buscador de
novedades de las abejas melíferas y el de los humanos