1. ¿De dónde surgió tanta vida?
Cámbrico: la explosión que cambió el mundo. Imagina un océano sin más sonido que las olas. Un continente entero de roca pelada, de charcos con precipitaciones químicas, de sol inclemente, lluvia y rayos, de volcanes y avalanchas, de ríos completamente cristalinos, de erosión y deposición sin límite. Imagina una atmósfera asfixiante compuesta de nitrógeno y gases reductores: un planeta dominado por las puras fuerzas de la geología y la química. Estás imaginando la Tierra hace 4 mil millones de años, poco después de su formación. Fue entonces cuando la vida surgió. En rocas de hace 3 mil 800 millones de años aparecen restos, pistas de que ya por entonces había seres vivos: algas, bacterias, seres unicelulares y anaerobios que empezaron a colonizar y a cambiar los mares y las tierras.
Durante más de mil millones de años, aquellos seres se reprodujeron y evolucionaron; hace 2 mil 700 millones de años ya eran capaces de formar tapices bacterianos como los que conocemos hoy y que crearon fósiles característicos llamados estromatolitos. Hace 2 mil 400 millones de años, la contaminación que provocaron causó la mayor extinción de la historia de la vida y cambió el planeta para siempre.
Durante más de mil millones de años, aquellos seres se reprodujeron y evolucionaron; hace 2 mil 700 millones de años ya eran capaces de formar tapices bacterianos como los que conocemos hoy y que crearon fósiles característicos llamados estromatolitos. Hace 2 mil 400 millones de años, la contaminación que provocaron causó la mayor extinción de la historia de la vida y cambió el planeta para siempre.
Aquellos seres vivos eran capaces de realizar la fotosíntesis, y su tóxico producto de desecho (el oxígeno) envenenó para siempre la atmósfera. Murieron muchos, incapaces de enfrentarse a un elemento tan reactivo. Pero otros se adaptaron y la vida siguió.
A lo largo del 87% de la edad de la Tierra, aquí solo hubo roca, agua y, en los bordes, algo de moco. Pero hace 540 millones de años, algo ocurrió; y no sabemos qué. Después de esa frontera apareció de repente una increíble variedad de animales y plantas, una cornucopia de vida en la que podemos reconocer los ancestros de los seres vivos que hoy habitan la Tierra, y también formas extrañas, experimentos biológicos que no sobrevivieron al implacable filtro de la selección natural. Hace 540 millones de años se produjo una explosión de diversidad biológica que llamamos la explosión cámbrica.
2. Árboles parlantes, algo así como los Ents.
Se avisan entre ellos de un peligro inminente, pero no sabemos cómo. El químico y zoólogo estadounidense Davey Rhoades infectó un grupo de sauces con orugas tóxicas. El efecto de esta oruga es que el árbol se proteja de una posible plaga para lo que cambia la composición química de sus hojas elevando el nivel de ácido clorogénico, de modo que a las orugas les resulte tóxico y mueran.
Lo raro llegó después, cuando Rhoades comprobó que un grupo de sauces cercanos, que no había sido infectado por las indeseables orugas, también elevó su nivel de ácido clorogénico en las hojas, en respuesta a un posible e inminente ataque. Pese a que aún no se sabe si la comunicación fue activa (disparada por el ataque de las orugas) o pasiva (percibida de algún modo por los sauces no infectados), los expertos aseguran que hubo algún tipo de comunicación entre los sauces del bosque. Un lenguaje silencioso para el oído humano.
Lo raro llegó después, cuando Rhoades comprobó que un grupo de sauces cercanos, que no había sido infectado por las indeseables orugas, también elevó su nivel de ácido clorogénico en las hojas, en respuesta a un posible e inminente ataque. Pese a que aún no se sabe si la comunicación fue activa (disparada por el ataque de las orugas) o pasiva (percibida de algún modo por los sauces no infectados), los expertos aseguran que hubo algún tipo de comunicación entre los sauces del bosque. Un lenguaje silencioso para el oído humano.
3. La señal extraterrestre
El 15 de agosto de 1977 a las 23:16 horas, el radiotelescopio Big Ear, ubicado en Estados Unidos, recibió una señal de radio de origen desconocido durante 72 segundos. Llegaba desde la constelación de Sagitario, a 10 mil años luz, y alcanzó una intensidad 30 veces superior al nivel de ruido residual de un sistema cuando no se mide nada.
La señal se conoció a partir de ese momento como “Wow” debido a un apunte entusiasta de su descubridor. Jerry R. Ehman, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, el cual revisaba los registros del día y descubrió la señal anómala más intensa que se había detectado hasta entonces. Todos los intentos de obtener una señal desde la misma dirección han fallado. Al igual que la búsqueda de una explicación satisfactoria. Habrá que seguir escuchando.
El 15 de agosto de 1977 a las 23:16 horas, el radiotelescopio Big Ear, ubicado en Estados Unidos, recibió una señal de radio de origen desconocido durante 72 segundos. Llegaba desde la constelación de Sagitario, a 10 mil años luz, y alcanzó una intensidad 30 veces superior al nivel de ruido residual de un sistema cuando no se mide nada.
La señal se conoció a partir de ese momento como “Wow” debido a un apunte entusiasta de su descubridor. Jerry R. Ehman, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, el cual revisaba los registros del día y descubrió la señal anómala más intensa que se había detectado hasta entonces. Todos los intentos de obtener una señal desde la misma dirección han fallado. Al igual que la búsqueda de una explicación satisfactoria. Habrá que seguir escuchando.
4. Voces en el océano.
Suena a algo parecido a “bloop”, y tiene pinta de ser emitido por “algo” vivo. O no. Se trata de uno de los sonidos procedentes de lo más profundo de los océanos, detectado por una red de radares que se construyó durante la Guerra Fría para espiar submarinos soviéticos. Ahora, la Agencia Estadounidense de Investigación Oceanográfica ha publicado una lista de estos “extraños ecos”.
El apodado “bloop” se ha escuchado varias veces en el Pacífico. Otro de los ecos que más intriga suena algo así como “upsweep”, aparece y desaparece con las estaciones, y su origen está en una zona del fondo del Pacífico que muestra actividad volcánica, pero se desconoce qué lo crea. ¿Alguna forma de vida?
5. Rayos contra la Tierra.
Desde todo el Universo, rayos cósmicos caen a velocidades increíbles sobre nosotros y nos atraviesan. Son rayos formados en su mayor parte por partículas cargadas eléctricamente: los protones. Estos se cuentan entre las partículas con más energía de todo el universo.
Han llegado hasta nosotros tras un viaje de hasta 800 años luz. Desde hace un siglo, los científicos intentan descubrir su origen, y la pregunta más frecuente y que parece mejor guiada a dar una respuesta es: ¿qué tipo de fuentes cósmicas pueden emitir partículas de tanta energía? Los candidatos a alzarse con el título son las explosiones de supernovas, los púlsares y el núcleo de la galaxia, que podría contener un agujero negro.