Resulta difícil explicarlo, transmitirlo y publicarlo de una manera que pueda ser entendida por los demás, pero hoy sin dudarlo me voy a lanzar y a transmitir aquello que he aprendido sobre el amor. Para mí, el amor es como un laberinto interminable, una vez que entras cuesta de salir, te atrapa, te cautiva, te enloquece y al final dudas de que haya una salida.
Encuentras caminos sin salida en los que tienes que volver atrás, rehacerte y empezar de nuevo y seguir otro camino, nunca sabes qué camino elegir ni sabes cuál es el camino correcto, y sinceramente no creo que lo halla. No está porque te enamoras de una persona, de sus defectos, de sus virtudes, de sus locuras… de ¡todo!
Cuando encuentras una piedra y te caes por chocarte con ella, te duele, te hiere, pero te levantas y continúas ¿por qué continuar si te puedes volver a caer? Porque una vez que estás en el suelo sólo ves lo que te pasa a ti, no a tu alrededor y como personas que somos algo nos mueve por dentro y nunca, nunca nos confórmanos con lo que tenemos.
Aprender de los errores caminando y avanzando es el camino recto que te lleva a la salida pero para llegar a ese camino cuesta no equivocarse y quedar atrapados en el amor.