Dos
Ángeles de viaje se detuvieron para pasar la noche en la casa de una familia
adinerada.
La
familia era ruda y le negó a los ángeles quedarse en el cuarto de huéspedes de
la mansión, en cambio les dieron un espacio pequeño en el sótano frío.
Cuando
ellos hicieron su cama en el suelo duro, el ángel más viejo vio un agujero en
la pared y lo reparó. La noche siguiente el par de ángeles fue a descansar en
la casa de un pobre granjero muy hospitalario y su esposa; después de compartir
la humilde comida, la pareja de granjeros le cedió su cuarto a los ángeles para
que puedan descansar bien.
Cuando
el sol surgió a la mañana siguiente los ángeles encontraron al granjero y su
esposa llorando. Su única vaca, cuya leche había sido su sólo ingreso, yacía en
el campo.
El
ángel más joven se asombró y le preguntó al más viejo cómo pudo permitir que
esto ocurriese..... -El primer hombre tenía todo, y todavía tu lo ayudaste...
La
segunda familia tenía muy poco y estaba dispuesta a compartir todo...
¡Y tú
permitiste que la vaca se les muriese...!
-Las
cosas no son siempre lo que parecen, contestó el más viejo.
-Cuando
nosotros nos quedamos en el sótano de la mansión, noté por el agujero de la
pared que había muchos sacos de oro en la habitación vecina.
Como
el dueño se obsesionó con su avaricia y no era capaz de compartir su fortuna,
yo le sellé la pared para que nunca más los vuelvan a encontrar.
- Y
anoche, cuando nos fuimos a dormir a la cama de los granjeros, vino el ángel de
la muerte para llevarse a su esposa, yo le di en cambio la vaca....
Las
cosas no siempre son como parecen.
A
veces esto es exactamente lo que pasa, todo en la vida tiene su porqué; a veces
nos cuesta encontrarlo y otras veces le damos la espalda