La resiliencia.

 


La resiliencia es una cualidad que se puede aprender y perfeccionar (Uriarte Arciniega, 2005). La American Psichological Association (APA) señala las siguientes formas en que podemos construir la resiliencia, vamos a conocerlas y al irlas revisando te propondremos estrategias y técnicas para que las pongas en práctica:

 1.    Establecer buenas relaciones con familiares, amistades y otras personas importantes en tu vida.

Contar con una red de apoyo y tener personas que te quieren y te escuchan, fortalece tu resiliencia. A algunas personas les funciona también el participar en grupos de la comunidad, organizaciones basadas en la fe u otros grupos locales que les brindan apoyo social y les ayudan a tener esperanza. Ayudar a otras personas también puede ser de beneficio para ti, siempre y cuando sea de manera asertiva, estableciendo límites y sin descuidarte por cuidar.

 ¿Cómo fortalecer tus redes de apoyo social?

           Cuida y atiende tus relaciones personales actuales, dedica un tiempo a cultivar tus relaciones de amistad, familiares y comunitarias más importantes.

           Involúcrate en actividades comunitarias, participa en algún grupo de personas voluntarias, o de personas que tienen una afición en común, sí mantienes una creencia religiosa, puedes unirte a un grupo de tu iglesia, estas son formas de conocer personas y generar nuevas redes de apoyo

          Asiste a grupos de apoyo o terapia si lo requieres, hablar con personas que están viviendo una situación similar a la tuya, que te escuchen y te brinden apoyo puede ser gratificante.

Busca apoyo de profesionales cuando lo necesites, ya sean psicoterapeutas, especialistas en trabajo social o médicos/as, que puedan ayudarte a resolver problemas que se te presenten y que sea difícil enfrentar solo/a.

2.      Evita ver las crisis como obstáculos insuperables

No puedes evitar que ocurran eventos que te producen tensión, pero sí puedes cambiar la forma en que los interpretas y cómo reaccionas ante estos. Trata de mirar más allá del presente y piensa que en el futuro las cosas mejorarán.

Las personas que se dan por vencidas con facilidad consideran que las causas de los sucesos negativos que les sobrevienen son permanentes, que las desgracias perdurarán y afectarán su vida para siempre. Las personas que se resisten a la indefensión consideran que las causas de los sucesos negativos son transitorias (Seligman, 2003).

Vamos a hacer un ejercicio muy breve, la siguiente es una lista de términos absolutistas que tienen una connotación negativa, estas ideas pueden permear nuestra visión de las cosas, haciéndonos creer que hay “fatalidades” ante las que “nada podemos hacer”. La idea es que escribas junto a la creencia, una alternativa de pensamiento más realista y optimista.

Ejemplo:

“Nunca me salen bien las cosas, todo lo hago mal siempre...”  Algunas cosas no saldrán como yo esperaba, ya que no soy perfecta y no tengo la obligación de hacer todo bien, aprenderé de esta situación para en una próxima saber qué no hacer.

Si piensas las cosas negativas en términos de siempre o nunca, tenderás  a ver las situaciones adversas desde una postura permanente y pesimista,  en cambio si piensas en este tipo de situaciones como algo que ocurre “a  veces” o “últimamente”, sabiendo que se deben a circunstancias efímeras,  estarás contemplándolas desde una visión optimista, lo que te ayudará  a afrontarlas de forma realista. Practica este ejercicio cada vez que esos  pensamientos intrusivos te invadan, intenta sustituirlos por ideas más  realistas y positivas, verás cómo poco a poco esto se vuelve un hábito que  traerá grandes beneficios a tu vida.

3. Muévete hacia tus metas

Desarrolla metas realistas, haz regularmente algo que te permita moverte  hacia lo que deseas, aunque parezca algo pequeño, recuerda que todos los  logros son importantes y representan pasos para llegar a lo que quieres.  Pregúntate diariamente qué cosas puedes lograr hoy y sigue caminando  en la dirección deseada.