Recuerdos lejanos *


Entonces, "que no se hague."

El Profr. Leopoldo Ramírez Ruiz (qepd) era una persona dicharachera, optimista; de los profesores de la vieja guardia, a él junto con su inseparable amigo Mauro Joachín , los bauticé como los "apostoles de la educación".
Polito fue electo comisario del lugar donde vivía y en cierta ocasión ante él llegaron algunos habitantes y le plantearon lo siguiente:

-Comisario, queremos hacer una feria como la hacen en otros lugares.
-¡Qué se hague!-Contestó inmediatamente nuestro amigo.
- Queremos traer a la música de viento, comisario.
-¡Qué se hague!- volvió a contestar nuestro eufórico profesor
- Pero el comisario le va a dar de comer a los músicos-
- Entonces que no se hague-   Contestó Polito.

"Ecétera"

El atribulado maestro llego a la cabecera municipal San Marcos, eran los años ochenta, en la supervisión un severo Supervisor escolar lo encaró y casi regañó diciendole las obligaciones que tenía que respetar desde ese momento; para colmo lo mandó al ultimo reducto, como con ganas de no volver a ver al imberbe maestro.
Marchó el maestro hacia la comunidad donde iba a prestar sus servicios, temeroso recorrió el trayecto a pie; mas de tres horas caminando hasta que llego al pueblo y de ahi a la pequeña escuela.

Como es natural, en ese tipo de pueblos las reuniones las hacen de noche a la luz de un candil y esa no iba ser la excepcion.

Ya entrada la noche, el salón que fungia como comisaria, estaba repleto, todos querían ver al nuevo maestro, ver como hablaba, como se desenvolvia, que aspecto tenía.

De toda la multitud sobresalía un señor chaparrito, entusiasta que platicaba animadamente.

.Voy a trabajar con ustedes señores..
- "Manifico"- Contestó el chaparrito.
- Trabajermos con los niños de lunes a viernes..
- "Correto"

El joven maestro estaba aterrorizado, porque consideraba que ese señor era una eminencia y que pondría en duda sus noveles conocimientos y ya no sabia que hacer y decir.

-Los niños son el futuro de México..
-  "Exato"

La reunión siguió su curso y ya casi para terminar el maestro dijó:
- Los espero mañana para trabajar..
- "Ecétera"- contestó el sabiendo padre de familia.



 LA FRASE:


La verdadera medida de la grandeza de un hombre es cómo trata a quien no puede beneficiarlo en nada.



- Ann Landers