Una rama puede vivir sin un trino.
Todos los monaguillos parecen recién salidos de la peluquería.
¡Hay días en que dan ganas de abrazar al globo terráqueo!
Al salir del horno, los bizcochuelos ponen cara de abuela.
A veces los perros olfatean como si buscaran su propiio hocico.
Cuando las cosas se vuelven un infierno dan ganas de mandar todo al diablo.
Hay trenes que como vienen se van.
Un verdadero error debiera escribirse con h.
No hay una sola nube que alguna vez no haya llovido.
Es mejor roncar mientras se duerme que hablar estupideces.
Mientras el cielo siga arriba, los pájaros seguirán volando.
A los enanos hay que tenerlos cortitos.
Bienaventurados los que se arrojan del tobogán, porque de ellos será la ley de gravedad.
No hay tres sin dos.
Cuando se enteran por la radio que va a llover, las plantas se ponen contentas.
Dijo el que ayunaba: Sólo sé que no cené nada.
Las frutillas viven una vida color de roncha.
No hay que confundir la mirada de un japonés con la de un envidioso.
La letra t es un señor con sombrero. La letra i es el mismo señor, al que el sombrero se le voló.
La letra h no es muda, sino que duerme desde hace siglos en la palabra almohada.
Al fin de la tarde, el sol es un huevo frito que cae fuera de la sartén.