Los hobbies más absurdos de 8 crueles tiranos
Stalin. Ver películas de Hollywood. Su favorita era La ciudad de los muchachos. Hitler. Leer las obras de Karl May, un escritor de novelas del Oeste. Nicolae Ceaucescu. El dictador rumano era adicto a la cetrería. Idi Amin. Los dibujos animados. Sus preferidos eran los de Tom y Jerry. King Jong Il. El líder norcoreano colecciona pornografía. Mobutu. El déspota zaireño era adicto a las compras. Saparmurat Niyazov. El presidente de Turkmenistán atormenta a su pueblo escribiendo poemas épicos. Mussolini. Escribió un plúmbeo estudio sobre la literatura rusa.
La cara salvaje del 'deporte'
Atleta flambeado. El filósofo Luciano de Samosata relató la historia de Peregrinus, un griego que, en 150 a. C., se prendió fuego con la llama olímpica para probar su fe en la reencarnación. Patear cabezas. Hacia el 850, los britanos practicaban un juego que consistía en patear la testa de un cautivo. Carreras de piojos. Fueron muy comunes entre los soldados en 1862, durante la Guerra de Secesión. Lanzamiento de granadas de mano. Curiosa competición “explosiva” organizada por Mao Tse Tung en 1956. Futbolista acribillado. El colombiano Andrés Escobar fue asesinado con doce disparos en 1994, tras marcar un gol en su propia meta.