Mujeres de Brasil.***

La cultura brasileña es famosa por su sexualidad y por sus bikinis, como los que están a la venta en esta exclusiva boutique de Ipanema. 

Noventa por ciento de los personajes femeninos de la telenovela promedio solo tiene un hijo o ninguno, lo que podría haber impulsado a las mujeres brasileñas a desear familias más pequeñas


El violín de Rebeca da Silva, de 13 años, resuena con esperanza en una favela de Río, gracias a un programa de becas llamado Ação Social pela Música. El acceso a la educación está mejorando, con 85 % de las adolescentes brasileñas ahora inscritas en la preparatoria.

María de Fátima Abreu –de 18 años y con ocho meses de embarazo– ve la novela de las 7 p.m. con su cuñada y sus dos hijos.
Lucimar Lyra Aguiar, de 44 años, ve cuatro telenovelas cada día.

Maria Duarte da Silva ve Ti-ti-ti con su esposo e hija en su casa, en una favela de Río. 

En Rocinha, la favela más grande de Río, escasean el espacio y el dinero, pero las artesanías de la cooperativa de Coopa-Roca permiten a las madres como Liliane Mineira da Silva (con Beatriz, de 6 años, a la der., y Vitória, de 8) obtener un ingreso mientras cuidan de sus hijos.


Una activista de Recife participa en una vigilia para exigir un alto a la violencia contra las mujeres 

Una niña da la vuelta sola sobre su brillante bicicleta rosa en el Parque Ibirapuera de São Paulo. Entre otras poblaciones comparables, únicamente China, con su regla de un solo hijo, ha visto una caída tan dramática como la de Brasil en su tasa de fertilidad. ¿La diferencia? En Brasil la baja se debe a la elección de las mujeres, no a una política de Estado. 

La economista Renata Peixoto se blanquea los dientes en una clínica de São Paulo, un ejemplo de los lujos que no todos pueden darse, pero que cada vez son más accesibles. 


 Los taxistas saben que los pasajeros no se quieren perder ni un momento de las telenovelas nocturnas brasileñas. En la popular Ti-ti-ti, Claudia Raia (en la pantalla) interpreta a una decidida diseñadora de modas
No todos los brasileños pueden darse el lujo de modas caras, sin embargo, el alza en la economía ha permitido un mayor poder adquisitivo.