Comer grasa modifica el estado anímico de las personas.
Existe una relación estrecha entre el estado emocional y la ingesta de alimentos.
La nutrición aporta los principales alimentos necesarios para la supervivencia.
Es por ello que los mecanismos de regulación alimenticia tienen un papel importante en la homeostasis.
De ahí que generalmente comamos un chocolate y no una manzana cuando nos sentimos estresados o abrumados por la carga laboral.
Estas comidas de consolación, nos hacen sentir mejor.
Un grupo de investigadores encabezados por Lukas Van Oudenhove en la Universidad de Leuven, Bélgica, han detectado cambios en el cerebro cuando individuos saludables no obesos experimentan tristeza.
El equipo detectó también que la administración de una sustancia grasosa en el estómago menguaba el comportamiento decaído y la respuesta nerviosa a la aflicción.
De ahí que generalmente comamos un chocolate y no una manzana cuando nos sentimos estresados o abrumados por la carga laboral.
Estas comidas de consolación, nos hacen sentir mejor.
Un grupo de investigadores encabezados por Lukas Van Oudenhove en la Universidad de Leuven, Bélgica, han detectado cambios en el cerebro cuando individuos saludables no obesos experimentan tristeza.
El equipo detectó también que la administración de una sustancia grasosa en el estómago menguaba el comportamiento decaído y la respuesta nerviosa a la aflicción.
Los individuos estudiados fueron analizados a través de resonancias magnéticas funcionales antes y después de recibir la infusión intragástrica.
El hallazgo se relaciona con condiciones como: obesidad, depresión, desordenes alimenticios, entre otras.
Puede ayudar en el diagnóstico de dichas enfermedades ya que corrobora el dicho que reza:
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"Somos lo que comemos"