En Chivas no salen de un problema cuando ya están metidos en otro. Justo
cuando repuntaban en el torneo y dejaban atrás el peor inicio de su historia,
estalló otra bomba en el seno rojiblanco.
Durante el viaje de regreso a Guadalajara, tras jugar en Querétaro el sábado
17 de marzo, los jugadores de El Rebaño detuvieron el camión del equipo para
comprar cervezas.
El jefe de seguridad de la tropa tapatía, Saúl de Luna, escoltó a los
futbolistas, como dicta su función, y se percató del hecho. Entonces escondió
las bebidas para que no las viera la afición que buscaba un autógrafo y las
subió al autobús. Lo hizo, cuenta, con autorización previa del auxiliar técnico
del timonel Ignacio Ambriz, quien no iba a bordo.
¿El resultado? De Luna fue despedido y ayer dio su versión de los hechos. “La
máxima autoridad dentro del campo, en un vestidor y los autobuses es el cuerpo
técnico, entonces ellos desconocían el reglamento y es por eso que hay una
autorización previa (para subir las cervezas)”, relata en la emisión radiofónica
estadounidense Raza ESPN.
“Bajó todo el equipo a hacer algunas compras. En un momento intervengo yo,
las cubro y las subo al autobús, pero habiendo un permiso, no nos estamos
escondiendo ni de nuestra directiva, ni de nuestros entrenadores. Simplemente
fue para evitar que la afición, que estaba esperando a los muchachos para
tomarse fotos, se llevara una mala impresión”, añade el ex jefe de seguridad.
Los propios jugadores, según lo detallado por Saúl de Luna, fueron quienes
compraron las cervezas.
“Fueron 12 ó 16 en total, no más. En ningún momento falté a lo que mi trabajo
representaba, siempre fue en función de salvaguardar la imagen del equipo. El
profesor Ambriz se había manejado con un permiso para dejar el autobús unas
casetas antes. La persona con mayor autoridad era su asistente técnico número
uno (Juan de Dios Ramírez Perales), por ahí se manejó el permiso. Nunca se había
dado algo así porque es un grupo muy sano”, señala.
Finalmente, De Luna revela que los jugadores asumieron su responsabilidad e
intentaron respaldarlo. “Cuando me despidieron, abogaron por mí, obviamente no
se pudo hacer mayor cosa, pero siempre dieron la cara en el sentido que se
habían equivocado y el responsable no era yo. Los jugadores de peso, así como
Ignacio Ambriz y Ramírez Perales fueron muy solidarios y asumieron su
responsabilidad”, concluye.