¿Es Brasil geneticamente màs fuerte que Mexico?


Conoce la mezcla de biotipos que hace que sus músculos sean fuertes y veloces.

Cada ser humano lleva en su ADN la impronta de sus padres, unos genes que determinarán si tendrá los ojos azules, el cabello rizado o los pies grandes. En el caso del deporte, en particular del futbol, Brasil es un verdadero semillero de jugadores con una carga genética excepcional, con tendencia a volverse “cracks” en las mejores ligas del mundo.


Estos futbolistas exhiben perfiles biológicos superiores como la presencia del gen Actn3 o "gen de la velocidad", productor de una proteína en losmúsculos que les otorga fuerza y velocidad óptimas, transformando a su poseedor en alguien prácticamente insuperable en su disciplina, como lo fue Ronaldo.
Además registran una menor carga de la miostatina, un factor de crecimiento que actúa como freno en el desarrollo muscular y que permite una potencia explosiva en el tren inferior como la que caracteriza a Roberto Carlos o Thiago Silva.
Pero ¿cuál es el mecanismo de selección genética para que Brasil sea una interminable fábrica de jugadores superdotados, mientras que en México un Hugo Sánchez o Javier Hernández, surgen cada década?
La lucha de biotipos: un proceso de selección natural
En el deporte de alto rendimiento no existe un factor único que asegure el éxito, más bien éste depende de factores como la carga genética, el entrenamiento y la mentalidad.
Sin embargo, la presencia de biotipos especiales predisponen a un mejor rendimiento deportivo, por ejemplo el torso longilíneo del nadador olímpico Michael Phelps le permite una mayor amplitud en su brazada o el cuerpo ectomorfo de los maratonistas kenianos, con piernas largas y delgadas que pesan casi medio kilogramo menos que las de los corredores europeos.
De la misma forma, el biotipo en el futbol es un elemento clave en las diferentes posiciones, considerando el hecho de que en la actualidad este deporte es cada vez más físico.
Con los futbolistas brasileños, ha sucedido algo curioso con la aparición de biotipos versátiles a lo largo de los años: en un principio, siendo un generador de delanteros pícaros y explosivos, o medios creativos excepcionales del tipo de Rivaldo o Kaká. Pero ahora, esos biotipos bien definidos han sido modificados por delanteros robustos como Adriano o “Hulk”, así como por mediocampistas más musculosos que técnicos.
Esta mezcla de biotipos ha sido el resultado de una selección natural en las dos últimas décadas, que ha adaptado el cuerpo de los jugadores brasileños al entorno actual, donde las condiciones físicas se privilegian antes que el talento, especialmente cuando el “jogo bonito” ya no ha producido los mismos resultados que antaño.
Además de los genes debemos tener en mente que la superioridad de juego brasileño es parte de un fenómeno intercultural bastante complejo, en un país donde el fútbol es una forma de entender la vida, pues forma parte de la identidad brasileña: dinámica, al reflejar a su heterogénea sociedad; ambiciosa, vinculada a ser siempre los mejores, y violenta, por un ánimo de inconformidad constante.
¿Nosotros qué?
En el caso de los jugadores mexicanos, esta adaptación somática ha tenido que acelerarse para poder competir de mejor forma con selecciones de su zona que se caracterizan por un biotipo musculoso y fuerte.
Hoy el promedio de estatura en los jugadores que integran la saga defensiva es muy superior a la de los años 90, con jugadores altos como Javier Rodríguez o Héctor Moreno, un proceso de selección natural que se viene repitiendo en categorías inferiores con futbolistas del tipo de Diego Reyes o Néstor Araujo.
Y también en los delanteros se presenta esta tendencia, con una complexión más musculosa por parte de artilleros como Aldo de Nigris o Javier Hernández, lo que implica que la época de delanteros bajitos se ha acabado