Nubelosa planetaria.*

Las nebulosas son nubes de gas y polvo situadas entre las estrellas. El gas está compuesto en un 90 por ciento por hidrógeno, y en menor proporción por helio y el resto de elementos químicos. Tan sólo un 1 por ciento de las nebulosas es polvo, principalmente carbono, hierro y silicatos. La apariencia de las nebulosas depende de la presencia de estrellas cercanas y de su interacción con la radiación que estas emiten. Así pues, podemos clasificar las nebulosas en nebulosas de reflexión, donde básicamente la nebulosa refleja la luz de las estrellas cercanas; nebulosas de emisión, donde la presencia de estrellas muy masivas y energéticas calienta tanto el gas que este comienza a emitir por si mismo; y por último las llamadas nebulosas oscuras o de absorción, grandes concentraciones de gas molecular, muy frías y densas y donde la luz no puede penetrar, mostrándose como una región oscura sobre el fondo de estrellas. Estos tres tipos se engloban en las llamadas nebulosas de formación, ya que son los lugares donde nacen y se forman las estrellas, de ahí la importancia de su estudio. Otro gran grupo de nebulosas corresponden a todo lo contrario, es decir, a la muerte de una estrella.

Son las nebulosas planetarias y los restos de supernovas, auténticos cadáveres estelares que vierten al medio el gas que conformaba la estrella durante su vida. Antes de la invención del telescopio, el término nebulosa se aplicaba a todos los objetos celestes de apariencia difusa. Como consecuencia de esto, muchos de las inicialmente catalogadas como nebulosas sabemos ahora que son cúmulos de estrellas o galaxias.