Una crisis genera un punto de quiebra del orden establecido, o de la cotidianidad, ya sea en el ámbito económico, social o sanitario. Por lo general se presenta de forma repentina y contúndete. Las crisis suelen producir reacciones emocionales instintivas, como sorpresa, miedo, enojo, sensación de impotencia, estrés o ansiedad, así como sensaciones cómodas, como sentirse poco capaz para enfrentar la crisis, para encontrar soluciones, para adaptarse a ella o para recuperas un estado de bienestar.
A partir de la crisis sanitaria por la pandemia del virus SARS2 COV19, se desencadenó una crisis psicosocial relacionada con la del bienestar mental y emocional de las personas en su mundo social. La pandemia ha generado emociones y pensamientos aflictivos que incluyen el miedo, la incertidumbre y la sensación de pérdida de control, entre otros. Además, el desarrollo de la pandemia ha sido progresivo y prolongado y parecería no llegar a su fin. Esto ha empezado a generar en la sociedad sentimientos de desesperación, desolación o frustración, así como pensamientos asociados a la idea de que la resolución de esta crisis está muy lejos, o que no llegará. Por último, el riesgo al contagio, ha generado en algunas personas una sensación de indefensión y en otras conductas defensivas o de descuido que contravienen su seguridad y salud.
Para las niñas, niños y adolescentes la crisis y la incertidumbre han generado al menos dos posibles reacciones:
➖ la que instintivamente se produce ante este tipo de circunstancias activas, y que depende de su propio grado de maduración y conciencia, y
➖ la que construyen a manera de espejo a partir de las ideas, emociones, actitudes y conductas que observan en los adultos a su alrededor.
Por ello es importantes que los adultos cultiven habilidades y actitudes que les permitan lidiar con la crisis de forma positiva y constructiva, para que puedan generan confianza y favorecer la adaptación efectiva al nuevo contexto por parte de los más jóvenes.
Nuestro objetivo como maestras y maestros es modelar a partir de nuestras propias actitudes, ideas y comportamientos, las habilidades y herramientas psicosociales que requieren nuestros estudiantes para lidiar con las condiciones que exige la crisis actual, de ahí que debemos empezar por cuidar de nuestro bienestar socioemocional, para poder cuidar y apoyar el bienestar de nuestras, niñas, niños y adolescentes.