A unos ojos astrales.



Si Dios un día

cegara toda fuente de luz,

el universo se alumbraría

con esos ojos que tienes tú.


Pero si—lleno de agrios enojos

por tal blasfemias—tus lindos ojos

Dios te arrancase;

para que el mundo con la alborada

de tu pupila no se alumbrase;

aunque quisiera, Dios no podría

tender la Noche sobre la Nada…


Porque aun el mundo se alumbraría

con el recuerdo de tu mirada!


Autor: José P.H. Hernández