En la bruma de un día incierto,
los
pensamientos se enredan y luchan,
las emociones,
cual sombras, se asientan,
solo el
silencio su eco escucha.
Un paso atrás, tomar la medida,
del caos que
nos envuelve y consuma,
la mente se
calma, la vista se afina,
y en el
horizonte, la luz se asuma.
se aquietan en
la pausa sagrada,
y entonces la
verdad, con voz brillante,
se revela,
despejando la nada.
un respiro
breve entre los abrazos,
para que las
raíces busquen el aire,
y florezcan
destinos más claros.
nos enseña a
valorar las huellas,
a comprender
que lo grande es constante
cuando somos
sólo estrellas.
los ríos del
alma fluyen serenos,
y al volver,
con el corazón encendido,
vemos el mundo
en colores plenos.