Tengo que aprender.*

Yo, que creí saber tanto respecto a relaciones amorosas, últimamente, sin querer y sin darme cuenta, observando mis experiencias, mis aciertos y sobre todo, mis errores, he visto que en materia de amor, aún me falta tanto por APRENDER… por ENTENDER… por CAMBIAR… por CORREGIR… por ACEPTAR… por MEJORAR…

  • DEBO APRENDER que enamorarme no es obsesionarme ni irme a los extremos.
  • DEBO APRENDER a no poner toda la motivación de mi vida en sólo una persona.
  • DEBO ENTENDER que no se debe rogar amor y que una relación de pareja no es para vivir angustiado.
  • DEBO APRENDER que si pretendo tener una relación de adulto, debo comportarme como tal.
  • DEBO APRENDER que no es bueno sobrevalorar, endiosar, ni idealizar a nadie. Porque todos somos humanos y no debo esperar de mi pareja más de lo esperable de un ser humano.
  • DEBO APRENDER que es bueno ser como soy, siempre y cuando eso no implique irrespetar a quien esté conmigo.
  • DEBO ENTENDER que la confortabilidad brindada por la rutina es engañosa, porque la realidad está en constante cambio, por eso es necesario aprender a tolerar la inseguridad natural de la vida cotidiana.
  • DEBO ACEPTAR que en el amor como en cualquier otra cosa de la vida, existen los tropiezos, las caídas y los dolores, y el miedo solamente dificulta más las cosas.
  • DEBO ACEPTAR que en algunas ocasiones es necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto para brincar.
  • DEBO ACEPTAR que los planes pueden desaparecer en un instante, porque el futuro se mueve como él desee y no como a mí me dé la gana. Si éste me permite hacer algunas cosas sobre él, debo estar agradecido y no lamentándome por lo que no pude hacer.
  • DEBO ACEPTAR que alrededor del amor se han creado muchas mentiras. Por eso debo dejar de volverle la cara a la verdad sólo para seguir en una falsa comodidad o por miedo al dolor. Si la vida me demuestra que aquello en donde puse mi corazón es una farsa, debo aceptarlo; llorando, desahogándome y renaciendo como una nueva persona.
  • DEBO ACEPTAR que agradarle a alguien hoy no garantiza el agradarle mañana. Y eso no tiene por qué ofenderme si lo acepto…
  • Si acepto que a veces las personas no pueden dar más.
  • Si acepto que quien esté conmigo tiene derecho a no estarlo, y a que yo ya no le guste.
  • Si acepto que quien amo, tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mí no me satisfagan.





  • DEBO MEJORAR mi amor propio…

      •   Para que la partida de quien quiero no me haga sentir despreciado, humillado o rechazado.
      • Para no ser tan sensible al abandono.
      • Para no terminar creyendo que me dejaron por feo o por tonto, y poder aceptar que simplemente funcionó el tiempo necesario
      • Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.





  • DEBO RECORDAR que a veces, lo bueno se obtiene esperando y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y RECORDAR…

      •   Que la impaciencia es producto de un impulso emocional, el cual tal vez pronto pasará.
      • Que la impaciencia asfixia a quien está conmigo.
      • Que la presión se puede convertir en irrespeto.
      • Que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influido por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad, ahí no va mi verdad, sino mi impulso, mi compulsión, y podría hacer algo de lo que me arrepienta
    • Además, si soy paciente no veré la espera como sufrimiento.
    • DEBO APRENDER a no ser posesivo. Que alguien se marche no es perder una pertenencia que me gustaba mucho. Mi pareja no es mía, es prestada, y “su dueño” tiene derecho a llevársela cuando desee. Y aunque “ser dueño” de alguien brinde más seguridad que tenerlo prestado, debo entender que eso es una ilusión. Aunque la crea mía, no lo es, por lo tanto…
      • No puedo decidir sobre la vida de quien esté conmigo.
      • No puedo esperar que actúe sólo de acuerdo a mis deseos.
      • No debo controlarle, manipularle, adueñarme de ella, ni decidir su destino.
      • No debo reclamarle a la vida por hacerme devolverle lo que me prestó.
    Pero sobre todo… DEBO APRENDER… QUE NUNCA DEJARÉ DE APRENDER, y mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.Y ahora, que me empiezo a recuperar de los dolores sufridos gracias a ni siquiera haber aprendido que aún queda mucho por aprender, lo único restante por hacer es, en medio de unas cuantas lágrimas, tomar un gran suspiro y decirme a mí mismo…¡Bueno amig@…volvamos a empezar!