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Dos hombres caminan por la playa; uno de ellos hace esto porque, en virtud de problemas del corazón, el médico le aconsejó los paseos matinales; el otro está allí porque la caminata es uno de los grandes placeres de su vida. El hombre con problemas de corazón podía sacar provecho de lo que le sucede en la vida. Cualquier actividad tocada por el amor, es motivo de placer y júbilo. Pero él no lo consigue; la caminata es un tratamiento médico, nada más. Por eso, su hora y media de alegría se transforma en suplicio y tormento.