En el antiguo Mediterráneo. La noción de reencarnación aparece en muchas corrientes filosóficas y religiosas de la antigüedad en el Mediterráneo, tales como el orfismo egipcio, el maniqueísmo, el pitagorismo y el neoplatonismo. Como otra faceta del culto a los ancestros practicado durante mucho tiempo en las antiguas religiones, esta noción es también una forma de acercar el mundo de los vivos al de los muertos.
En las sociedades africanas. En ciertas etnias, la creencia en la reencarnación juega un importante rol social. Entre los ashanti de Ghana, por ejemplo, la “sangre” renace por la línea materna mientras que el “principio masculino refleja el culto a los ancestros y el alma se reúne, en su esencia, con la divinidad. Por el contrario, los kikuyu de Kenia distinguen dos almas en sus muertos: una “social” o colectiva que se reencarna en otro individuo y una que alcanza el mundo de los ancestros.
En el mundo occidental, en los siglos XIX y XX. En el siglo XIX, numerosos occidentales se sintieron atraídos por estas doctrinas evocadas en los textos de los ocultistas. Es el espiritista Allan Kardec quien lanza el movimiento de 1857, utilizando la reencarnación como fundamento de su “religión universal”.
En los años de 1930, la inglesa Joan Grant publica numerosas obras sobre sus vidas “anteriores”. Ella recuerda haber sido hija de un faraón, haber vivido en la Grecia de Alejandro, en la Inglaterra medieval y en Italia durante el Renacimiento. Algunas de sus declaraciones son sorprendentes, pero los destinos excepcionales que ella se atribuye en cada reencarnación contribuyen a hacer dudar de su sinceridad. En la segunda mitad del siglo XX renace el interés por las doctrinas orientales y numerosas personalidades, entre ellas el modisto Paco Rabanne, afirman creer en la reencarnación.
Creencias orientales. Pero sigue siendo en Asia donde el principio de la reencarnación está más expandido. En la India, por supuesto, pero también en China, en Japón, en Mongolia, en el Tíbet, en Indonesia... El caso más conocido es el del dalai lama, guía espiritual de los tibetanos. Cada dalai lama es la reencarnación de su predecesor. Es difícil obtener cifras exactas sobre el número de creyentes, sobre todo por el ateísmo oficial de China, que oculta, sin duda, un gran número de fieles, pero se puede decir que hoy día más de mil millones de personas pertenecen a alguna religión que admite la reencarnación.