Miroslava
Stern fue mucho más que un rostro perfecto en la pantalla; fue el símbolo de
una elegancia cosmopolita que llegó a México para transformar su cine. Su vida,
marcada por la tragedia del exilio y un final que aún hoy despierta suspiros y
teorías, la convirtió en una de las leyendas más fascinantes de la Época de
Oro.
1. Un origen marcado por la guerra
Miroslava
Sternova nació el 26 de febrero de 1926 en Praga, Checoslovaquia. Su
infancia no fue sencilla; de origen judío, su familia se vio obligada a huir de
las garras del nazismo. Tras un penoso viaje por varios países europeos, los
Stern llegaron a México en 1941, buscando la paz que Europa les negaba.
Ese pasado
de persecución y pérdida dejó una huella de melancolía en su mirada, una
característica que más tarde se convertiría en su sello actoral más distintivo.
2. El
ascenso a la fama
A pesar de que sus padres querían que
estudiara diseño o decoración, el destino de Miroslava estaba en las cámaras.
En 1945, participó en un concurso de belleza y poco después comenzó a estudiar
actuación.
Su debut llegó en 1946 con la película Bodas
trágicas, junto a Roberto Silva. Aunque su español aún tenía un ligero
acento extranjero, su belleza física y su presencia aristocrática cautivaron de
inmediato al público y a los directores.
Sus grandes
éxitos
Miroslava demostró que no solo era una
"cara bonita", sino una actriz versátil:
- ¡A volar joven! (1947): Donde compartió créditos con el gran Cantinflas,
demostrando su capacidad para la comedia.
- La liga de las muchachas (1950): Un éxito que consolidó
su popularidad.
- Ensayo de un crimen (1955): Dirigida por Luis
Buñuel, esta es quizás su obra maestra. En ella, interpretó a Lavinia,
dejando una imagen icónica que perduraría para siempre.
3. Amores y soledad
A pesar de su éxito profesional, la vida
personal de Miroslava fue una búsqueda constante de estabilidad. Se casó en
1946 con Jesús "El Chachulo" Alegret, un matrimonio que duró apenas
un año y que, según rumores de la época, fue una unión de conveniencia.
Se le vinculó sentimentalmente con diversas
figuras, pero el nombre que más resuena en su historia es el del torero español
Luis Miguel Dominguín. Muchos biógrafos sostienen que el matrimonio de
Dominguín con Lucía Bosé fue el golpe emocional definitivo que la actriz no
pudo soportar.
4. El
trágico final: El mito de la carta
El 9 de marzo de 1955, el país quedó en shock:
Miroslava Stern fue hallada sin vida en su recámara. Tenía apenas 29 años y
estaba en la cúspide de su carrera.
La causa oficial fue suicidio por una
sobredosis de barbitúricos. En su mano, según las crónicas de la época,
sostenía una fotografía de Dominguín. Sin embargo, alrededor de su muerte se
han tejido numerosas leyendas:
- La soledad del exilio: Algunos afirman que nunca superó los
traumas de su infancia en Europa.
- El amor no correspondido: La teoría más popular apunta a un
corazón roto.
- Misterios de alcoba: Se dice que su gran amiga, la actriz
Ninón Sevilla, fue quien la encontró y trató de proteger su imagen hasta
el último momento.
Legado y
Memoria
Miroslava Stern no solo dejó un vacío en el
cine, sino que se convirtió en un icono de culto. Representó la modernidad, la
sofisticación y la vulnerabilidad en una industria dominada por figuras más
recias. Hoy, cada vez que vemos Ensayo de un crimen, recordamos a esa
mujer de belleza gélida y fuego interno que decidió marcharse demasiado pronto.
"Miroslava era la luz y la sombra de una
época que se negaba a dejar de brillar."
La Trama: El deseo como arma
La película
sigue a Archibaldo de la Cruz (Ernesto Alonso), un hombre obsesionado con la
idea de que sus deseos pueden causar la muerte de las mujeres que lo rodean. A
través de una narrativa cínica y surrealista, Buñuel nos sumerge en los traumas
infantiles de Archibaldo, quien busca desesperadamente consumar un asesinato
que siempre se le escapa de las manos por "accidentes" del destino.
Miroslava como 'Lavinia': La belleza que desafía
Miroslava
interpreta a Lavinia, una mujer moderna, independiente y con un toque de
picardía que rompe el esquema de la "mujer sumisa" de la época. A
diferencia de las otras víctimas potenciales de Archibaldo, Lavinia es la única
que parece tener el control de la situación, burlándose sutilmente de las
pretensiones del protagonista.
Su
actuación es impecable: utiliza su elegancia natural para construir un
personaje que es, a la vez, inalcanzable y terrenal. Es imposible no notar la
ironía en la escena donde Archibaldo quema un maniquí de cera idéntico a ella;
una secuencia que, tras la muerte real de la actriz poco antes del estreno,
cobró un tinte macabro y legendario.
Dirección y Estilo
Buñuel
utiliza la película para criticar a la alta burguesía mexicana, envolviendo el
fetichismo y la muerte en una atmósfera de comedia sofisticada. La fotografía
de Agustín Jiménez resalta las texturas y las sombras, creando un ambiente
donde lo cotidiano se siente peligroso.
Veredicto: ¿Por qué verla hoy?
Ensayo de
un crimen no es solo una película de suspenso; es una
exploración psicológica sobre la culpa y la frustración.
- Lo mejor: El equilibrio perfecto entre el horror y la risa, y la química
magnética entre Ernesto Alonso y Miroslava.
- El legado: La cinta inmortalizó la imagen de Miroslava en su punto más alto
de sofisticación, convirtiéndola en un mito eterno del cine mundial.
Conclusión: Es una pieza imprescindible para entender el genio de Buñuel y para
admirar, por última vez, el talento de una actriz que se fue antes de tiempo,
pero que dejó su esencia grabada en celuloide.

